(El siguiente texto forma
parte del Fascículo 0 del “Herbario Silvestre de América del sur en tiempos de
Neoliberalismo” dirigido por Claudia Valente. En ese mismo
fascículo también figuran textos de los artistas: Lupita Chávez, José María
D'Angelo, Mariela Yeregui, Julio Flores y Claudia Valente.)
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El jarín de Nébamoun - Egipto -(circa -1500) |
Jardines.
Panóptico de la naturaleza.
Génesis 2:8 “Después Dios el Señor plantó un jardín en la región de Edén, en el
oriente, y puso allí al hombre que había formado.”
Génesis 2:15 “(…) Dios el Señor puso al hombre en el jardín de Edén para que lo cultivara
y lo cuidara,”
En los primeros días de
agosto de 1649, el arzobispo de Armagh, James Ussher, despareció casi una
semana. Lo buscaron en cada rincón de la
Catedral de San Patricio. No se había presentado por días ni a Maitines ni a Laudes,
lo que no era común en él. Lo encontraron en uno de los anexos de la
biblioteca, donde los prelados se recluían para estudiar las escrituras sin que
nadie los moleste. Confesó, en éxtasis profundo, que llevaba allí, varios días sin
dormir. No era para menos, había logrado calcular con exactitud la edad del
universo.
Un año después,
publicaría Annales veteris testamenti, a
prima mundi origine deducti. Sería su contribución al debate teológico
sobre el instante en que fue creada la Tierra, centro del universo. El arzobispo,
en un cuidadoso y preciso cálculo, basado en la cronología disponible en La
Biblia y otros documentos, llegó a la conclusión de que Dios había comenzado su
trabajo de creación el sábado 22 de octubre del 4004 a. C., cerca de la hora
del té. Sus cálculos fueron tan esmerados y precisos, que incluyeron la
expulsión de Adán y Eva del Jardín del Edén, hecho que se produjo solo diecinueve
días después. Según la tradición judeo-cristiana, el primer jardín de la
humanidad tuvo un origen divino. La creación del universo llevó solo seis días.
En el tercer día, creó el reino vegetal, incluyendo las flores del Jardín del
Eden. Al sexto día crearía al hombre y a la mujer. Al séptimo, descansó. Siguiendo
dentro de esta línea de pensamiento, las flores fueron creadas un 25 de octubre.
Dios le dio al hombre potestad para controlar y reinar sobre las otras
especies, pero a su vez (y esto está muy claro en la Biblia) lo puso en el
jardín, para que lo cuide.
Este mito, como todos los
mitos, es el relato de una creación. En este caso, una creación dentro de otra
creación. Yahveh concibe el Jardín del Edén, dentro de la creación del reino
vegetal. Los mitos no solo hacen referencia al origen del universo, sino
también a todos los acontecimientos primordiales por los cuales el hombre ha
llegado a ser lo que es: un ser mortal, sexuado, organizado en sociedad, que
tiene que trabajar para vivir, y obligado a controlar la naturaleza. Dentro del
ámbito del mito que estamos recorriendo, Dios creó al hombre a su imagen y
semejanza, para que domine al resto de los seres vivos.
El jardín como
concepción, es la muestra más antigua del intento de los seres humanos por controlar
la naturaleza. ¿Qué ejemplo más claro podemos encontrar del panóptico en la
naturaleza, que tomar aquellas flores que nacen sin auxilio y que no necesitan
mayores cuidados, y ordenarlas según nuestro arbitrio y capricho para poder
observarlas y controlarlas? Hacemos esto para identificarnos como seres
superiores, llegando al extremo de experimentar con ellas para crear nuevas
especies y colores. La historia parece signada por la idea de que la naturaleza
no es otra cosa que un bien puesto frente a los seres humanos para dominarla y
sacarle provecho. Es fundamento de todos los regímenes económicos, considerar a
la naturaleza como proveedora de recursos para el sostenimiento de la vida
humana.
No podemos teorizar sobre
el futuro de los jardines. Se los puede considerar parte de la problemática
ambiental, que no es otra cosa que una derivación de las prácticas de
producción y consumo propias del sistema capitalista (acrecentado por el
impulso que ha tomado a partir de la globalización neoliberal). Pero podemos
echar una rápida mirada hacia atrás, dejando de lado consideraciones míticas.
Las primeras referencias
históricas que encontramos sobre el tema, corresponden a China y Egipto.
Sima Qian dedicó su vida
a completar la obra Shǐ jì ("registros históricos"). Gran
parte de los acontecimientos de las épocas más antiguas de China se conocen
gracias a la meticulosidad de sus escritos. En ellos, hace referencia a la
crítica despiadada del primer emperador de la Dinastía Shang hacia su predecesor
de la Dinastía Xia, acusándolo de corrupto y depravado. Le imputaba llevar
jovencitas, casi niñas, a sus jardines privados, para compartirlas con sus secuaces.
Sima Qian hace una descripción detallada de esos jardines, pensados para el
deleite visual y el ocultarse de las miradas ajenas. Incluían toda la flora
conocida de la zona, además de pájaros autóctonos y animales para
entretenimiento y caza.
Las primeras evidencias
de jardines ornamentales de Egipto, se encuentran en las pinturas de las tumbas
del año 1500 antes de nuestra era. Conservados en perfecto estado, nos
presentan estanques rectangulares con peces y patos, alrededor de los cuales
hay plantados lotos, palmeras datileras y árboles frutales, perfectamente
ordenados y distribuidos por tamaños y utilidades.
Con matices diferentes,
la mayoría de los jardines registrados desde la antigüedad hasta avanzado el
medioevo, tenían puntos en común. Estaban articulados con especies propios de
cada zona. Aunque la conformación del jardín era artificial, la mayoría de los ejemplares
eran autóctonos y trataban de imitar el azar de la naturaleza. Un azar
controlado que se sigue viendo, en la actualidad, en los jardines Zen. Por otro
lado, los jardines, tanto públicos como privados, estaban pensados para la
contemplación, meditación, descanso o esparcimiento. Tanto los Jardines
Colgantes de Babilonia en el S. VII de nuestra era, como los Patios Andaluces
que representaban el modelo musulmán del Jardín del Paraíso, compartían estas
características.
No es hasta la Modernidad
(en el siglo XV, después de que se provocaran emblemáticos cambios a nivel
mundial como la Conquista de América y la expansión hacia el Oriente) que eso
cambia radicalmente. A partir de allí los jardines se transforman en
muestrarios de territorios conquistados. Los jardines más admirables, eran los
que mayor cantidad de ejemplares foráneos exhibieran. Su finalidad dejó de ser el
esparcimiento, para convertirse en escaparate de supremacía y poder.
Cuando los intercambios
económicos comenzaron a jugar un rol fundamental en la economía y las Cruzadas empujaron
los límites del mundo conocido, esos cambios comenzaron a hacerse más
evidentes. La relación establecida entre el ser humano y la naturaleza cambió. De
una relación asociada a la supervivencia, derivó en una marcada por la
superioridad del hombre. El centralismo
europeo, avanzaba sobre todo lo que percibía como sus dominios. Esto incluía tanto
a los pueblos sometidos por medios bélicos o económicos, como a la naturaleza.
El padre del empirismo filosófico
y científico, Sir Francis Bacon, proclamaba que la ciencia debía “torturar” a
la naturaleza, como lo hacía el Santo Oficio de la Inquisición con sus sospechados,
para conseguir develar todos sus secretos. Aunque parezca una estúpida broma de
la historia, en el 1600, Giordano Bruno era ejecutado por esa misma Inquisición
por considerarlo culpable de “panteísta”. Fue quemado vivo en la hoguera, por
mantener firme su visión de que la tierra era vida y tenía alma. Hoy, a la luz
de la Hipótesis Gaia, no parecería tan descabellada esa postura.
Pablo Cosentino - 2019