Para romper con la circularidad característica de los signos (que siempre terminan remitiendo a otros signos), decidí poner atención tanto en los soportes como a los retratos, para que a su vez estos muten en significantes y de esta manera organizarlos al emitirlos como signos.
La idea original, era desarrollar toda la producción de retratos en soportes apropiados de páginas libros, utilizando tradicional tinta china y pinceles de sumi-e. El planteo básico se fue modificando, dejando lugar a la experimentación de distintos modos de producción.
Se fueron incorporando distintos soportes. Además de las páginas de libros, se sumaron cajas de fósforos, bandejas contenedoras de polipropileno, cajas de remedio y hasta tostadas de pan. En cuanto a las herramientas, además de la tradicional tinta china aplicada con pinceles de pelo de marta, se incorporó el uso de elementos tradicionales como las acuarelas, acrílicos, tintas gráficas y otros no tan usuales, como café o fuego.
No hubo, en este caso intento de controlar la forma de producción que venía utilizando. Trabajar en forma casi automática, lindante con la vorágine, me permitió explorar un poco más en mis propios límites de producción.
Por otra parte, la idea de que el retrato nos lleve “hacia atrás”, no implica una intención de lograr una marcha en reversa. No hay un intento de regresión.
